Introducción. Beatriz Bello y Alfredo Ramos.
Introducción a “Artistas en Crianza. Cuadernillo de ideas y entrevistas en torno a la práctica artística y el ejercicio de maternar”
Beatriz Bello y Alfredo Ramos
“Seguiremos necesitando el cuerpo para nacer y para morirnos en una sociedad que se ha prometido a sí misma la inmortalidad, pero que sigue dependiendo del vientre de las mujeres para repetir la vida” Santiago Alba Rico
“El debate sobre el tipo de crianza afecta a una minoría. La mayoría hace simplemente lo que puede” Nahat El Hachmi
Artistas en Crianza como espacio de acción y pensamiento dentro del proyecto LAV.
El origen.
Artistas en Crianza comenzó con una conversación entusiasta y un deseo. Hablar y ordenar un tema que nos atravesaba a nivel personal y a nivel profesional a las que personas que hacíamos y habitamos el proyecto del LAV -Laboratorio de Artes Vivas y Ciudadanía- de Canarias. Un proyecto que abre espacios y tiempos saludables para la práctica de las artes vivas dentro de la creación contemporánea.
AeC es, hoy, un programa estable de pensamiento, creación y acción sobre la relación cuidados/ creación que sin pretender transformar, a gran escala, las políticas culturales ha modificado profundamente las maneras de hacer en el propio proyecto y nos ha supuesto poner el foco, nosotras mismas, de forma anticipada, en las necesidades de la práctica artística en relación a la crianza y con los cuidados.
Y lo hacemos desde una entidad independiente y nómada en una región ultraperiférica que se sostiene con el esfuerzo titánico que supone mantener un proyecto artístico fuera del ámbito público. Y desde este espacio, tremendamente frágil y quizás por eso salvajemente cuidadoso, queremos hacer un aporte, un gesto de atención hacia la maternidad en el contexto de la creación y la escena independiente.
AeC no es un plan ni una política pública pero establece una mirada y piensa en otras formas de hacer. Una manera de poner atención en el cuidado de los cuerpos dependientes desde los cuerpos que hacen las Artes Vivas.Con este documento queríamos que las conversaciones que se estaban dando en el interior del proyecto desbordarán también hacia fuera.
Las personas entrevistadas en esta publicación son sólo una muestra pequeña de todas las mujeres artistas que tras 3 años de proyecto han reflexionado con nosotras sobre su situación como artistas maternantes. A todas ellas gracias infinitas.
Gracias, también, a nuestras respectivas hijas únicas Paula y Amanda a las que les secuestramos tiempo para sacar adelante propuestas como estas para que los cuidados no sean espacios exiliados de la práctica artística ni de la vida de cada una de nosotras.
Artistas en Crianza. La práctica.
Cansancio, enfado, ira, desconexión, invisibilidad, interrupción, bloqueo, imposibilidad,… son algunas de las palabras que más se han repetido en los diferentes dispositivos activados dentro del programa Artistas en Crianza. Son los términos más utilizados para resumir la relación entre la práctica artística y la crianza y sintetizan, con bastante claridad, el sentido de un proyecto como Artistas en Crianza. En el campo de las artes vivas, pero podemos aventurarnos a decir que en la mayor parte del tejido artístico, la relación entre crianza y creación está presidida por la dificultad, por no hablar claramente de la imposibilidad. La crianza supone un freno en las carreras artísticas del que es especialmente difícil reponerse porque se da en aquellos momentos en los que se está asentando la inclusión profesional en el sistema artístico.
A las dificultades características de la precariedad del trabajo artístico, se suman las necesidades derivadas de la crianza y esta es una combinación que no encuentra garantías institucionales, que no es reconocida como problemática y a la que no se responde. Además, nos hemos acostumbrado a pensar en la figura del artista como una encarnación básicamente masculinizada y alejada de las necesidades y de la práctica del cuidado. Cuando Tracey Emin decía aquello de “Conozco grandes artistas con hijos. Son hombres”, estaba dejando claro que quienes habían podido triunfar aún teniendo hijos, era quienes no se habían comprometido con el trabajo de criar. Maria Abramovich fue aún más lejos al afirmar que “las mujeres no están tan preparadas para sacrificarse por el arte como los hombres. Las mujeres quieren tener familia e hijos y además dedicarse al arte. Pero, siento decirlo, eso no es posible”.
Artistas en Crianza busca romper esa relación negativa, colocando la crianza y los cuidados como una posibilidad más para el desarrollo de la profesión artística, pero asumiendo la necesidad de nuevas institucionalidades que permitan la creatividad y la innovación de las artistas en crianza. A estas situación se añade, seamos sinceras, que Beatriz y Alfredo, las dos personas que firmamos esta introducción y que coordinamos el programa, tenemos hijas y de una manera u otra, también lidiamos con las problemáticas que enfrentamos aquí.
Helena Chávez Mac Gregor, en uno de los conversatorios, señalaba la necesidad de pensar sobre y desde una práctica: el maternar, que habitualmente consideramos como un momento que hace especialmente difícil precisamente eso, el pensar. Para articular diferentes reflexiones sobre cómo cuidar a les artistas maternantes, hemos activado diferentes dispositivos: a) residencias artísticas de proyectos desarrollados por artistas maternantes que, en la mayoría de los casos reflexionan también sobre qué pasa con la crianza; b) conversatorios que se han articulado como un espacio de reflexión colectiva sobre crianza y creación artística y c) dejarse leer, un espacio performativo a partir de la lectura de textos vinculados con la temática.
Los textos que se presentan aquí cierran la cuarta edición de Artistas en Crianza. Durante estas cuatro ediciones hemos tenido el placer de observar y aprender de lo que se está haciendo desde diferentes lugares. Prácticas internacionales como Parent Artist Advocacy League (Estados Unidos), Mothers Artists Makers (Irlanda) o el movimiento Artists Parents nos han servido de referencia a la hora de pensar nuestras prácticas internas y promover ejes de reflexión. En el contexto español además de las personas con las que hemos trabajo, hemos tenido la posibilidad de conectarnos con otros agentes culturales que se interesan por la temática. Hemos podido disfrutar de publicaciones como el número 22 de la revista Concreta o el Estatuto Materno de la Sindicata de Madres Feministas que han introducido nuevos elementos para pensar políticamente la relación entre crianza y creación artística.
Pero, sobre todo, hemos tenido la suerte de acompañarnos de diferentes profesionales que vienen del campo de las artes vivas, de la gestión cultural o del comisariado, artistas residentes en las Islas Canarias o en otros lugares de España o Francia, junto a proyectos en México o Brasil. La larga lista de participantes incluye a Raquel Ponce, Paloma Calle, Marisa Lull, Elida Dorta, Ona Bros, Helena Chávez Mac Gregor, Irene Sanfiel (ZiREja), Guiomar Campos y Belén Cubilla (CAD Plateforme y Le Sonar), Bruna Pedrosa y Amandine Goisbault (Colectivo RAMA), Luisa Fuentes Guaza, Lourdes Victoria y Tamara Brito.
Si, cualquier persona que lea este listado pensará que sólo hay mujeres. Esto responde a una constatación: salvo pocas excepciones, quienes están pensando sobre la relación entre creación artística y crianza, quienes están desarrollando estrategias colectivas, demandando políticas públicas, quienes tratan de impulsar este debate, son mujeres. Pero también responde a algunos de los límites con los cuales cerramos esta cuarta edición: tenemos que pensar cómo extendemos esta cuestión más allá de las mujeres, cómo hacemos que quienes tengan que exigir y responder sean también los hombres. Además, si este proyecto recoge la invitación que Maggie Nelson nos hace en Sobre la libertad, de socializar el maternar, más allá de lazos biológicos y del cuerpo materno, hemos de ampliar la pregunta sobre cuidados y práctica artística más allá de la crianza. Pensar en instituciones artísticas que cuidan, en recomponer los lazos entre cuidado, creación y disfrute artístico, implica pensar en el cuidado de personas dependientes más allá de la infancia y en las diferentes formas de exclusión que hoy siguen limitando la posibilidad de decir aquello de “(soy)mama, quiero ser artista”.
Introducción a “Artistas en Crianza. Cuadernillo de ideas y entrevistas en torno a la práctica artística y el ejercicio de maternar”
Beatriz Bello y Alfredo Ramos
“Seguiremos necesitando el cuerpo para nacer y para morirnos en una sociedad que se ha prometido a sí misma la inmortalidad, pero que sigue dependiendo del vientre de las mujeres para repetir la vida” Santiago Alba Rico
“El debate sobre el tipo de crianza afecta a una minoría. La mayoría hace simplemente lo que puede” Nahat El Hachmi
Artistas en Crianza como espacio de acción y pensamiento dentro del proyecto LAV.
El origen.
Artistas en Crianza comenzó con una conversación entusiasta y un deseo. Hablar y ordenar un tema que nos atravesaba a nivel personal y a nivel profesional a las que personas que hacíamos y habitamos el proyecto del LAV -Laboratorio de Artes Vivas y Ciudadanía- de Canarias. Un proyecto que abre espacios y tiempos saludables para la práctica de las artes vivas dentro de la creación contemporánea.
AeC es, hoy, un programa estable de pensamiento, creación y acción sobre la relación cuidados/ creación que sin pretender transformar, a gran escala, las políticas culturales ha modificado profundamente las maneras de hacer en el propio proyecto y nos ha supuesto poner el foco, nosotras mismas, de forma anticipada, en las necesidades de la práctica artística en relación a la crianza y con los cuidados.
Y lo hacemos desde una entidad independiente y nómada en una región ultraperiférica que se sostiene con el esfuerzo titánico que supone mantener un proyecto artístico fuera del ámbito público. Y desde este espacio, tremendamente frágil y quizás por eso salvajemente cuidadoso, queremos hacer un aporte, un gesto de atención hacia la maternidad en el contexto de la creación y la escena independiente.
AeC no es un plan ni una política pública pero establece una mirada y piensa en otras formas de hacer. Una manera de poner atención en el cuidado de los cuerpos dependientes desde los cuerpos que hacen las Artes Vivas.Con este documento queríamos que las conversaciones que se estaban dando en el interior del proyecto desbordarán también hacia fuera.
Las personas entrevistadas en esta publicación son sólo una muestra pequeña de todas las mujeres artistas que tras 3 años de proyecto han reflexionado con nosotras sobre su situación como artistas maternantes. A todas ellas gracias infinitas.
Gracias, también, a nuestras respectivas hijas únicas Paula y Amanda a las que les secuestramos tiempo para sacar adelante propuestas como estas para que los cuidados no sean espacios exiliados de la práctica artística ni de la vida de cada una de nosotras.
Artistas en Crianza. La práctica.
Cansancio, enfado, ira, desconexión, invisibilidad, interrupción, bloqueo, imposibilidad,… son algunas de las palabras que más se han repetido en los diferentes dispositivos activados dentro del programa Artistas en Crianza. Son los términos más utilizados para resumir la relación entre la práctica artística y la crianza y sintetizan, con bastante claridad, el sentido de un proyecto como Artistas en Crianza. En el campo de las artes vivas, pero podemos aventurarnos a decir que en la mayor parte del tejido artístico, la relación entre crianza y creación está presidida por la dificultad, por no hablar claramente de la imposibilidad. La crianza supone un freno en las carreras artísticas del que es especialmente difícil reponerse porque se da en aquellos momentos en los que se está asentando la inclusión profesional en el sistema artístico.
A las dificultades características de la precariedad del trabajo artístico, se suman las necesidades derivadas de la crianza y esta es una combinación que no encuentra garantías institucionales, que no es reconocida como problemática y a la que no se responde. Además, nos hemos acostumbrado a pensar en la figura del artista como una encarnación básicamente masculinizada y alejada de las necesidades y de la práctica del cuidado. Cuando Tracey Emin decía aquello de “Conozco grandes artistas con hijos. Son hombres”, estaba dejando claro que quienes habían podido triunfar aún teniendo hijos, era quienes no se habían comprometido con el trabajo de criar. Maria Abramovich fue aún más lejos al afirmar que “las mujeres no están tan preparadas para sacrificarse por el arte como los hombres. Las mujeres quieren tener familia e hijos y además dedicarse al arte. Pero, siento decirlo, eso no es posible”.
Artistas en Crianza busca romper esa relación negativa, colocando la crianza y los cuidados como una posibilidad más para el desarrollo de la profesión artística, pero asumiendo la necesidad de nuevas institucionalidades que permitan la creatividad y la innovación de las artistas en crianza. A estas situación se añade, seamos sinceras, que Beatriz y Alfredo, las dos personas que firmamos esta introducción y que coordinamos el programa, tenemos hijas y de una manera u otra, también lidiamos con las problemáticas que enfrentamos aquí.
Helena Chávez Mac Gregor, en uno de los conversatorios, señalaba la necesidad de pensar sobre y desde una práctica: el maternar, que habitualmente consideramos como un momento que hace especialmente difícil precisamente eso, el pensar. Para articular diferentes reflexiones sobre cómo cuidar a les artistas maternantes, hemos activado diferentes dispositivos: a) residencias artísticas de proyectos desarrollados por artistas maternantes que, en la mayoría de los casos reflexionan también sobre qué pasa con la crianza; b) conversatorios que se han articulado como un espacio de reflexión colectiva sobre crianza y creación artística y c) dejarse leer, un espacio performativo a partir de la lectura de textos vinculados con la temática.
Los textos que se presentan aquí cierran la cuarta edición de Artistas en Crianza. Durante estas cuatro ediciones hemos tenido el placer de observar y aprender de lo que se está haciendo desde diferentes lugares. Prácticas internacionales como Parent Artist Advocacy League (Estados Unidos), Mothers Artists Makers (Irlanda) o el movimiento Artists Parents nos han servido de referencia a la hora de pensar nuestras prácticas internas y promover ejes de reflexión. En el contexto español además de las personas con las que hemos trabajo, hemos tenido la posibilidad de conectarnos con otros agentes culturales que se interesan por la temática. Hemos podido disfrutar de publicaciones como el número 22 de la revista Concreta o el Estatuto Materno de la Sindicata de Madres Feministas que han introducido nuevos elementos para pensar políticamente la relación entre crianza y creación artística.
Pero, sobre todo, hemos tenido la suerte de acompañarnos de diferentes profesionales que vienen del campo de las artes vivas, de la gestión cultural o del comisariado, artistas residentes en las Islas Canarias o en otros lugares de España o Francia, junto a proyectos en México o Brasil. La larga lista de participantes incluye a Raquel Ponce, Paloma Calle, Marisa Lull, Elida Dorta, Ona Bros, Helena Chávez Mac Gregor, Irene Sanfiel (ZiREja), Guiomar Campos y Belén Cubilla (CAD Plateforme y Le Sonar), Bruna Pedrosa y Amandine Goisbault (Colectivo RAMA), Luisa Fuentes Guaza, Lourdes Victoria y Tamara Brito.
Si, cualquier persona que lea este listado pensará que sólo hay mujeres. Esto responde a una constatación: salvo pocas excepciones, quienes están pensando sobre la relación entre creación artística y crianza, quienes están desarrollando estrategias colectivas, demandando políticas públicas, quienes tratan de impulsar este debate, son mujeres. Pero también responde a algunos de los límites con los cuales cerramos esta cuarta edición: tenemos que pensar cómo extendemos esta cuestión más allá de las mujeres, cómo hacemos que quienes tengan que exigir y responder sean también los hombres. Además, si este proyecto recoge la invitación que Maggie Nelson nos hace en Sobre la libertad, de socializar el maternar, más allá de lazos biológicos y del cuerpo materno, hemos de ampliar la pregunta sobre cuidados y práctica artística más allá de la crianza. Pensar en instituciones artísticas que cuidan, en recomponer los lazos entre cuidado, creación y disfrute artístico, implica pensar en el cuidado de personas dependientes más allá de la infancia y en las diferentes formas de exclusión que hoy siguen limitando la posibilidad de decir aquello de “(soy)mama, quiero ser artista”.